En las numerosas visitas que realizamos al Parque Ambiental es común encontrar rastros de muchos visitantes nocturnos de nuestras instalaciones. Con especial cariño, nos alegramos siempre que encontramos los restos de la actividad de los zorros: restos de conejo, cangrejos mordisqueados, excrementos repletos de frutos...
Para poner cara a este visitante habitual, le tendimos una pequeña trampa la semana pasada. El resultado lo podéis comprobar más abajo.
No esperábamos que nos detectara de esa forma pero, haciendo honor a su fama, el zorro nos pilló y se dio cuenta de que le habíamos encontrado. Pero no se asustó por mucho tiempo... al día siguiente volvió a visitarnos y nos dejó sus regalos en la misma esquina.
El zorro (Vulpes vulpes) es un cánido de hocico afilado y cola larga y poblada, acabada en una punta blanca. Con 60-70 cm de cuerpo y unos 40 de cola, los machos suelen pesar entre 5 y 7 kg y las hembras un 15% menos. Habitan en cualquier tipo de hábitat con un mínimo refugio y alimento, ya que se adaptan fácilmente a los cambios.
Su alimentación es generalista: gran variedad de animales, vegetales, carroña y basura. En el norte su dieta fundamental son los micromamíferos, mientras que en la España mediterránea es el conejo, siendo una parte muy importante de los ecosistemas por su función en el control de las poblaciones de estos animales. En otoño, es común encontrar en sus excrementos abundantes bayas y frutos.
Estos excrementos, de 5 a 20 cm de largo, tienen un olor característico y son los rastros más fáciles de encontrar. También podemos ver las huellas, similares a las de un perro pequeño aunque más ovaladas y alargadas, marcando cuatro dedos con las uñas.
El zorro es uno de los mamíferos terrestres con mayor área de distribución mundial, ocupando la mayor parte del hemisferio norte e incluso Australia, donde fueron introducidos por el ser humano a mediados del siglo XIX.
("Mamíferos de España" de J. C. Blanco; "Mamíferos de España. Península, Baleares y Canarias" de F. J. Purroy")